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viernes, 28 de noviembre de 2014

Kelp

Ana no podía contener su curiosidad y bombardeaba sin piedad a su extraño interlocutor,que pacientemente respondía las preguntas de la niña.
Él no podía verla y ella aprovechaba la clara desventaja para observarlo detenidamente.
No era un ser feo pero si extraño,le faltaban partes esenciales para considerar aquello un rostro.

No se veía amenazante, y menos, cuando lo encontró asustado, arrimado a aquel roble.
Llevaban más de dos horas hablando, mientras esperaban la nave que viniera a recogerlo. 

-¿Cómo es la vida allí?-preguntaba Ana con interés.

-No se diferencia mucho de la vuestra, pero nosotros no tenemos cinco sentidos como vosotros, tenemos seis. Todos nacemos con dos sentidos aleatorios, unos oyen y ven, otros huelen y tienen tacto, y así todas las combinaciones que te puedas imaginar. Eso condiciona el resto de nuestras vidas, lo que estudiarás, en donde trabajarás...

-A ti te falta la vista y...-dijo repasando su anatomía.

-El tacto y el gusto-contestó ante el titubeo de Ana.

-¿ Y cuál es vuestro sexto sentido?

-Se llama Kelp,ese sentido lo tenemos todos. Con él, encontramos nuestros sentidos ausentes en una pareja. Aunque no puedas ver si tiene orejas, sabes que estás ante alguien que oye, por ponerte un ejemplo.

-¿Entonces no existe el amor?

-El Kelp es un amor mejorado, te transporta a otro nivel. Puedes sentir a través del otro.

-¿Cómo?-preguntó Ana con admiración.

-El Kelp crea una conexión entre los dos. En mi caso, al encontrar una pareja, comenzaría a ver después de siglos de existencia, descubriría cómo es mi rostro, disfrutaría de los colores de la puesta de nuestros soles, el sabor de la comida, sentiría el calor, el frío, la suavidad, la luz...-enumeró con expresión soñadora.

Ana le escuchaba callada mientras su cabeza daba vueltas, estaba segura que eso también debía de existir en la Tierra. La Tierra tenía cosas maravillosas.

 -Para otros sería poder oler el perfume de una flor, escuchar el canto de un pájaro o saborear un exquisito manjar- continuó-Realmente no lo hacen, claro... ¡Es todo a través de las sensaciones que siente el otro! Es como...

Los ojitos de Ana se abrieron desmesuradamente.

-¡Eso también lo tenemos aquí!-exclamó ansiosa de demostrarle que el sitio donde ella vivía era el mejor.

-No sabía que los humanos tuvieran Kelp-se extrañó el ser.

Ana sonrió complacida. Indulgente con su peculiar amigo y el desconocimiento que tenía de su planeta, respondió:

-¡Es que aquí los llamamos libros!



                                                                 Imagen extraída de la web                                          













10 comentarios:

  1. Precioso y original relato, muy bien escrito además. Enhorabuena!

    Un saludo.

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    1. Muchísimas gracias Julia! Enhorabuena a ti también por esa plata en el concurso de microrrelatos. Un abrazo.

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  2. Ohhhhh!!! Es supertierno. Me encanta el ansia infantil de demostrar que lo suyo es mejor y lo has bordado. Ciencia ficción y ternura. Impresionante Maria. Kelp!!! I need somebody, debería llamarse la canción...... Un besote

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    1. Gracias Ana Lía! El título no estaba premeditado jajaj pero ahora que lo dices... le pega. Un besazo.

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  3. Como bien dice Ana Lía: "Kelp!, I need somebody". Supongo que John Lennon se hubiese entusiasmado con tu imaginativo relato. Yo, al menos, sí que lo he hecho. Y por eso te doy la enhorabuena. Un saludo, María Diz. Nos leemos.

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    1. Muchas gracias Pedro. Me alegra emocionaros y entusiasmaros,es mi motor. Un abrazo.

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  4. Precioso relato.
    Yo iría un poquito más lejos...
    KELP = ARTE

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