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viernes, 5 de diciembre de 2014

Audra y el mar

Era la primera vez que Audra veía el mar.
Sus padres adoptivos, siempre se habían negado a recorrer los seiscientos kilómetros que la separaban de la costa.
Hoy, con veintitrés años recién cumplidos, disfrutaba por primera vez de esa imagen maravillosa. El mar tenía en ella un efecto hipnótico.
Dos pasos y las olas rozaron las puntas de sus pies descalzos. Un éxtasis la envolvió.
Una extraña melodía surgió de lo más profundo de sus entrañas. No podía, ni quería parar.
Una veintena de barcos, lejanos en el horizonte, cambiaron su rumbo, acercándose peligrosamente a la costa.
Consciente por primera vez de su poder, alzó los brazos al cielo y el nombre con el que fue bautizada, cobró un nuevo significado.
Audra se desató.






12 comentarios:

  1. El mar es mágico y poderoso. Buen relato. Éxitos +María Diz!

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  2. Estaba destinada.....como Rafael Alberti!!! Buenísimo María. Un abrazo

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    1. Si Ana Lía, puedes huir, evitarlo, pero no por mucho tiempo. Nuestra cruz o nuestra estrella siempre nos acaba encontrando. Un beso

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  3. Qué giro tan inesperado y original da el relato hacia el final, nunca hubiera esperado algo así. Te quedó genial, enhorabuena!

    Un beso.

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  4. Hola María.
    Muy buen micro, que da para más.
    Excelente.
    Un gran abrazo.

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    1. No lo descarto Lucía, a lo mejor acaba creciendo. Un beso

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  5. Despierta el interés, deseas saber más, un tema interesante, me ha gustado

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    1. Muchas gracias Paola, como le decía a Lucía, no descarto ampliarlo. Un abrazo

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  6. Tremendo final. Era inevitable, era su destino.
    Abrazo, María.

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