PUBLICIDAD CABECERA movil

lunes, 17 de agosto de 2015

Floreciendo al amor

"Los corazones no deberían ser de asfalto" me repetía diariamente en mi inspección matutina.
Buscaba entre las grietas que el tiempo había formado, un atisbo de vida, cualquier mala hierba que pusiera algo de verde en mi órgano amador. Podría ser, un trébol (ya no pedía de cuatro hojas), o tal vez un diente de león, para poder soplarlo suavemente y verlo mecerse; incluso me hubiese conformado con un cardo.Era tal mi desesperación.
¿Quién me habría mandado arrancar de cuajo el jardín que allí un día floreció?
Bueno...fue fruto del dolor, que me hizo pensar que bien protegido bajo capas de alquitrán nadie podría volver a hacerle daño.
Y así llevo años, entre citas y amoríos que no germinan, como malas semillas.
Ahora mismo salgo a otra misión, buscando el amor que un día me negué, en la vieja y conocida búsqueda de una nueva desconocida.
Un rellano sin vida, yo solo ante el ascensor. El timbre que avisa de su llegada a planta y una hermosa visión.
Mi vecina, bonita donde las haya, simpática, siempre de buen humor, pero mi osadía no alcanza a decirlo a viva voz.
Se conforma con un tímido "Buenos días", mientras ella me mira, como escrutando mi interior.
"Los corazones no deberían ser de asfalto" susurra a mi paso. Allí termina mi excursión.
Un terrible picor se apodera de mi pecho, revisó mi viejo y yermo asfalto,esperando encontrar alguna hierba.
Ansioso e ilusionado, pero...,¿dónde está mi asfalto y quién puso ahí esa selva?